miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Quién es tu Maestro?


"Uno de los grandes maestros sufíes, Junnaid, fue consultado por su primer discípulo: << Maestro, siempre hemos tenido una pregunta en mente pero nunca hemos tenido el coraje suficiente para hacértela. ¿Quién fue tu Maestro? Nunca te hemos oído hablar de tu Maestro>>
<<Me resultará muy difícil responder porque he aprendido de casi todos. Toda la existencia ha sido mi Maestra. He aprendido de cada suceso ocurrido en mi vida. Y estoy contento de todo ello, porque gracias a todo ese aprendizaje he llegado hasta aquí>>" Osho

Hace un par de semanas tenía la intención de escribir aquí lo que significa, para mí, Ser un Maestro. Planeaba compartirles quienes han sido mis grandes maestros y que lecciones de vida me han enseñado. Pero en cuanto empecé a escribir lo sentí, un hueco en el estómago, una opresión, mariposas (¿miedo, angustia, tristeza?), fuera lo que fuera no me permitía pensar, menos escribir, no fluían las palabras. "Pero conozco las palabras, lo he reflexionado tanto, sé lo que es Ser un Maestro…!!!" entonces me di cuenta: Duda, eso en mi estómago, era duda.

La duda llego en los labios temblorosos de una amiga: "Déjame hacerlo Dev, puedo hacerlo, puedo ser el Maestro, estoy mal en muchos aspectos pero sigo funcionando… ¿por qué no me dejas hacerlo?, ¿por qué dudas de mí?"

Mi cabeza empezó a mil por hora: "¿yo dudo de ti?, ¿qué es lo que no te dejo hacer? Me molesta tu drama, me cansa tu conmoción…. ¿de qué estás hablando?... Respira Débora. Solo escucha y respira…"

Sé que salían palabras de mi boca pero solo seguía escuchándola: "Estoy haciéndolo lo mejor que puedo, por qué no pueden ver que estoy haciéndolo lo mejor que puedo?!!!!"

Mi cabeza: "Te estoy viendo, te veo y te escucho y siento este hueco en el estómago… y NO SE QUE HACER CON LO QUE VEO. ¿Qué quieres de mí?!!!, ¿estaré escuchando bien?"

Ella: "No puedo ser lo que esperan de mí. Esto es lo que soy, y tengo mucho que dar…", "Déjame hacerlo!!!"

Además de un fuerte dolor de cabeza, me llevé a casa la duda guardada en el estómago y la incapacidad para pensar o escribir.

En mí interior se cimbraba uno de los grandes pilares de lo que es Ser un Maestro: Desde la duda, desde la confusión, desde la conmoción, ¿SE PUEDE SER UN MAESTRO?

Trataba de aferrarme a certezas de todo tipo para liberarme de la duda que anidaba en mi interior como un animal ponzoñoso (disculpen ustedes el drama).

Fracasé, esa técnica no funciona, la duda seguía ahí.

Me decidí entonces a dar un paso atrás dejar a la duda hablar y escupir toda su ponzoña: "¿Acaso no eres tú quien dice que todos somos Maestros, que todos tenemos algo para enseñar, que el maestro no es perfecto, y es por eso que puede enseñar? ¿Por qué no la dejas hacerlo? ¿Por qué no crees en ella? ¿Acaso no crees en ti, no crees en tu proyecto? Tal vez tu proyecto es muy ambicioso, tú no puedes con él, no estás lista, te falta preparación, te falta experiencia…, te vas a equivocar y les vas a fallar."


No sé mucho sobre lo que es Ser un Maestro, pero sé que esperamos cosas de ellos: esperamos su sabio consejo, su compasión. Esperamos que nos digan qué hacer cuando las cosas se ponen difíciles. Esperamos que nos sostengan y nos comprendan no importa qué. Esperamos que no nos fallen nunca.

También sé que un Maestro siempre está ahí cuando lo necesitas, siempre dispuesto a dar la lección. No son como nosotros esperamos. No nos dicen que hacer ni cómo hacerlo. No nos sostienen, nos enseñan a sostenernos a nosotros mismos. No son responsables de cómo nos sentimos, de lo que proyectamos al mundo ni de lo que hacemos o dejamos de hacer. No es su responsabilidad si aprendemos o no la lección, pues cada quien es responsable de sí mismo.

Por dos semanas mi Maestra fue la duda, insistente repetía una y otra vez la lección que yo no quería escuchar: "No es tu responsabilidad, suéltala..." "No puedes ser lo que crees que ella espera de ti." "No es tu responsabilidad ayudarla, no es tu responsabilidad hacerla sentir bien, no eres responsable por lo que hace o deja de hacer" "Es su responsabilidad quererse, cuidarse, hacer lo que quiere y necesita hacer, creer en sí misma" "Suéltala…"

"Tu única responsabilidad eres tú misma. Escúchate, escucha tu duda, tu conmoción, tu confusión, hazte responsable por ellas y actúa en consecuencia."

La lección de vida: Desde la confusión, conmoción, duda o lo que sea que te este pasando no puedes ser un Maestro, de hecho no puedes ser más que eso, ira, confusión, miedo, duda. No puedes Ser Tú.

Así que la próxima vez que sientas que la confusión te susurra cosas al oído, la conmoción se apodera de tu ser o la duda anida en tú estomago: da un paso atrás, respira, sacúdete, repite un mantra y escucha lo que tiene que decir, toma la responsabilidad por lo que estas sintiendo en lugar de achacárselo a los demás y agradece la lección. Eso no quiere decir que las cosas se arreglaran inmediatamente o que la lección haya sido aprendida del todo pero al menos volverás a ser Tú.

Y tú… ¿sabes quién es tu maestro? Ese extraño sentimiento que tiene tiempo acompañándote, ¿estás dispuesta a escuchar su lección?

Sat Deva

"Ninguna situación carece de lecciones, ninguna en absoluto. Todas las situaciones están preñadas, pero esto es algo que tienes que descubrir: superficialmente puede no parecer que es así. Tienes que estar alerta, tienes que mirar todos los aspectos de la situación." Osho

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Cómo trabajamos en este Círculo de Mujeres?

En Círculos en Expansión organizamos cursos y talleres en los que tanto Alicia como yo compartimos las herramientas con las que hemos salido de los retos que nos ha puesto la vida. Las invitamos a recorrer con nosotras ese trecho del camino, hacia una vida plena y feliz, que nosotras ya hemos recorrido. Somos conscientes de que aún nos falta mucho por recorrer y por aprender, y los Círculos de Mujeres nos permiten ser alumnas y maestras.

Las bases que sostienen al círculo son la técnica y filosofía de Kundalini Yoga, que nos enseña, entre otras cosas, a ser compasivas con nosotras mismas, a conocer nuestros ciclos y nuestros cambios físicos, biológicos y emocionales y, sobre todo, nos dice qué hacer con ellos; la enseñanza pagana de que observando cómo se manifiesta la naturaleza y sus ciclos, podemos lograr una mayor comprensión de quiénes somos nosotras; la consciencia corporal como una herramienta de autoconocimiento y autosanación; y la concepción del arte como una forma de sanación tanto para el artista creador como para el artista espectador.

Lo que mueve al círculo es la posibilidad de que todas sus integrantes podamos ser alumnas y maestras.

En una sesión de nuestro círculo compartimos dinámicas grupales, yoga, meditación y/o discusión de diferentes temas, con el propósito de que reflexiones y reconozcas tus dones y virtudes o, mejor aún, tus herramientas (llamo herramientas a la forma en que llevas a la práctica tus dones y virtudes, es decir, tus dones y virtudes convertidos en acción).

Comenzarás a reconocer tus logros y en qué momentos has desperdiciado tu calibre (aquello de lo que estás hecha), conocerás nuevas formas de accionar y expresar tu Ser y, espero que muy pronto, podrás ser nuestra Maestra en alguna sesión y compartir tu camino recorrido y tus herramientas de vida.

Yo sé que visto de esta manera puede sonar muy amenazante o ambicioso, pero otro de los puntos importantes en el círculo es que la vida sucede en el día a día, en lo cotidiano. Tal vez tu gran herramienta es cocinar, tejer o conseguir trabajo, pero nunca has valorado esta cualidad en ti y menos aún has pensado que alguien necesita que le enseñes a hacerlo. Por otro lado, tal vez alguien necesita que le enseñes a llorar, a superar un divorcio o a pedir ayuda, y tú ni siquiera te has dado cuenta de que lo sabes hacer.

Aprenderás a reconocer a los maestros en tu vida, pero también aprenderás a valorarte y reconocerte como maestra. Y en un futuro no muy lejano llevarás lo que has aprendido a otros círculos…

Así Es y Así Será.

Sat Deva Kaur

Mi propuesta de un Círculo de Mujeres

Yo parto del principio de que Yo Soy, ser mujer es la forma en que mi Ser ha decidido expresarse.

Creo además que mi Ser no está oculto u opacado por nada o detrás de nada, simplemente ha sido ignorado o devaluado. No se trata de pulirme sino de honrar las formas en que he expresado lo que Soy hasta ahora, no importa si es dolor, errores, miedo, alegría, gracia… pues todos son la expresión de mi Ser.

Yo honro mi Ser con el yoga, el paganismo y mis sábados de terapia, pero también lo hago cocinando, comiendo, tejiendo, leyendo y paseando a Cuca (mi perro). No busco un grupo de paseadores de perros, de brujas o yoguinis, y por eso propongo un Círculo de Mujeres en el que podamos compartir nuestras diferentes formas de honrar lo que Somos.

Para mí el que seamos Mujeres significa dos cosas: Una, que poseemos un lenguaje en común, ya sea que hablemos de hombres, de filosofía, de belleza, del trabajo, de arte, de problemas sociales o intercambiemos recetas. Dos, un pretexto para caminar juntas, pues el primer paso es honrar a la Mujer que eres: madre, hija, hermana, esposa, soltera, profesionista, ama de casa, Diosa, Yogui, Sobreviviente, que sé yo; y el segundo paso es que puedas honrarte a ti por quien eres en toda la extensión y radiancia de la palabra SOY.

Somos pues un Círculo de mujeres en el que todas somos iguales y todas tenemos algo que enseñar y algo que aprender. Nos une la búsqueda de reconocimiento (propio, no externo) de quiénes somos y cómo hemos expresado ese Ser a lo largo de nuestras vidas. Nuestro fin es aprender a honrarnos por lo que día a día decidimos Ser.

Aquí es seguro Ser quien Eres. Porque buscamos construir, tanto en nuestro interior como en nuestro exterior, Seres fuertes que podrán expresarse con seguridad no importa dónde y no importa qué…

Sat Deva

¿Por qué formar un Círculo de Mujeres?


Si miras a tu alrededor detenidamente podrás encontrar a un sinnúmero de mujeres que se reúnen regularmente con motivo o sin motivo aparente. Amigas tomando café, asociaciones en lucha por los derechos de la mujer, asociaciones en lucha contra el cáncer de seno o el cáncer cervicouterino, mamás jugando con sus hijos, hermandades neopaganas reivindicando a la Diosa Madre, ancianas haciendo de comer, Círculos de mujeres. Muchos piensan que esto se inició en los años 50 cuando las mujeres luchaban por el derecho a votar, y que llegó a su clímax en los 70 con los movimientos feministas radicales, pero en las últimas décadas los grupos de mujeres de alguna manera fueron perdiendo su poder.
Un Poder que pareciera haberse diluido en las modas, en la fantasía y la banalidad de lo que según algunos significa hoy por hoy ser mujer. Claro que hay de modas a modas, pero puedo decir con seguridad que hoy la moda es ser yogui, aunque en nuestro caso el término correcto sería yoguini (mujer practicante de yoga). Está de moda honrar a la Diosa en mi interior y reconocer mi
poder femenino, y si escriben en su buscador "círculos de mujeres", verán que está de moda formar parte de un círculo de mujeres.
Mi mente antropológica está fascinada ante esta sobreestimulación de ideas y todo lo que podría decir al respecto desde las teorías de género… pero yo… no puedo dejar de reírme al reconocerme: yoguini, bruja y facilitadora de un círculo de mujeres.
¿Por qué las mujeres están hoy buscando su identidad en el conocimiento y la sabiduría de disciplinas como el yoga, las religiones paganas o la práctica ancestral de las mujeres que se reunían alrededor del fuego a cocinar y discutir una solución a las problemáticas de su comunidad?
¿Por qué yo busqué y construí mi identidad en compañía de estas mujeres?
Supongo que es un lugar común decir que lo que me llevó a mí a estos círculos fue la búsqueda. Lo que rara vez se dice es que lo que estaba buscando era un grupo al que pertenecer, un espacio para sanar (sin saber qué era lo que estaba enfermo), un lugar en donde me sintiera amada y valorada, y sobre todo segura, en el que no exigirían nada de mí y nunca sería juzgada.
Hallé tres grupos de mujeres en los que encontré lo que necesitaba: una sesión mensual de terapia grupal, un grupo de "brujas" neopaganas o wicca, y un corto curso de yoga para mujeres de un fin de semana. Estos tres grupos sostenían de diferentes maneras el mismo principio de que algo, no importa qué, estaba opacando mi brillo, ocultando mi verdadero y extraordinario ser, impidiéndome ser feliz. Era necesario trabajar para pulir mi ser y dejarlo salir.
A diferencia de todo con lo que yo me identificaba a mí misma en ese momento, ese ser oculto era un Ser poderoso, sagrado, bello, creativo y gestador de vida, era el Ser Mujer; no la hija de mamá y papá, la novia de fulano, la niña asexuada, etc. Estas mujeres me compartieron y enseñaron su camino, su forma de honrar el Ser Mujer, ese camino trazado por la sabiduría de las religiones paganas o la disciplina yóguica o el análisis terapéutico. Mis compañeras de grupo eran mi apoyo, mi espejo y mi catalizador, siempre y cuando permaneciera dentro del grupo.
Estos tres grupos me acompañaron por los años más difíciles de mi vida, los años de la depresión y la crisis de identidad. Vivir bajo su cobijo era maravilloso, pero no tardó mucho en terminarse el sueño, una demanda del universo me pedía volver al mundo real: un trabajo que odiaba, una larga relación de pareja que se terminaba y el profundo hueco en mi estómago que me cuestionaba que quería hacer al respecto. En otras palabras: en la vida diaria, en el mundo práctico ¿qué aprendí? ¿En verdad me sentía esta Mujer? Hacía mis dos horas diarias de yoga, conocía los ciclos de la luna y los nombres de las diosas, y había recorrido todos los traumas de mi infancia. Había hecho el trabajo, me pulía, pero no sabía quién era yo y definitivamente no era feliz. ¿Qué sigue? ¿Ahora qué debo hacer? Volteé a mirar a mis compañeras, que inmediatamente resintieron mis cuestionamientos y respondieron: "Seguramente no has entendido nada, no has hecho las cosas bien".
Sola, triste, frustrada y con la vida exigiéndome seguir adelante, me llevó más tiempo del necesario entender qué había aprendido de estos grupos de mujeres: fuera de ellos sigo practicando yoga, sigo mirando la luna y sigo observando atenta los dolores del pasado o traumas que sigo cargando conmigo, pero fuera del grupo no hay protección, el universo me cuestiona, me confronta, me exige. Para poder dar la cara al universo es necesario honrarme por quien SOY a cada instante, en cada respiración.
Lo que aprendí de estos grupos es que más que tratando de averiguar quiénes somos, estamos buscando un lugar, un espacio en el que nos sintamos segura(o)s para Ser. Alguien que nos diga: "Es seguro Ser quien Eres, no te juzgaremos, no te lastimaremos". No importa si es un grupo de yoga, un grupo de apoyo, o un grupo de amigas, una vez que creemos encontrar esto, nos aferramos a él con todas nuestras fuerzas...

Sat Deva